La lavándula o lavanda es una de las plantas más famosas y utilizadas a lo largo de la historia, siempre ha estado presente desde los orígenes del ser humano debido a su espectacular belleza a nivel visual y sus múltiples beneficios, entre ellos se encuentran los terapéuticos y usos cosméticos. A la lavándula se la conoce comúnmente como lavanda, alhucema, cantueso o espliego.
Cuando hablamos de lavanda, todos pensamos que nos referimos a la misma tipología de planta, pero si investigamos en profundidad, el asunto cambia radicalmente. Hay muchos tipos diferentes de lavanda, cada una con unas características diferentes tanto en aromas, como aspecto y floración. Ninguno de los tipos de lavanda de los que vamos a hablar a continuación tiene exactamente las mismas características, ni a nivel de olor, debido al distinto grado de alcanfor presente en las mismas e incluso no comparten las mismas fechas exactas de floración al situarse en distintas áreas geográficas. Las grandes casas de cosmética lo saben, y son conscientes de las diversas diferencias a la hora de elaborar sus productos
Tipos de lavanda más comunes
Lavanda de mariposa (Lavándula stoechas)
La lavanda de mariposa es una especie cuya floración es temprana ya que florece de mayo a julio. En las regiones más cálidas, esta planta puede verse ya a finales de febrero. Sus flores parecen alas de mariposa. Las flores son de un color malva brillante que contrasta con las espigas de color malva más suave. Las espigas son cortas y rechonchas, casi cuadradas, y desprenden un aroma alcanforado. Esta planta mide en torno a unos 40 centímetros de altura, se encuentra sobre todo en la región mediterránea y suele llamarse lavanda marítima.
Lavanda dentada (Lavándula dentata)
La lavándula dentata, también conocida como «lavanda alpina» o «lavanda de los Alpes» Como su nombre indica, sus hojas son dentadas. Florece en primavera y esporádicamente hasta el otoño, desprende menos olor que otras lavandas y tiene ciertos aromas a romero. Sus espigas son pequeñas, como la lavanda de mariposa. Lo que la hace diferente a este tipo de lavanda es su follaje verde. Está formada por un entramado de ramas de 50 cm de altura alrededor de las flores. Puede soportar heladas cortas, pero sólo si la planta se encuentra en un estado de crecimiento óptimo. Su color es azul pálido.
¿Sabías que?
En la Edad Media, el oler bien era sinónimo de salud. La lavanda se utilizaba para alejar las enfermedades infecciosas, y la palabra «lavanda» deriva del latín «lavare», que significa lavar. También podría derivarse del latín līvěo, -ēre, azulado, color habitual de las flores de la lavanda.
Se puede usar contra los piojos, se puede utilizar tanto la lavanda fina como la lavanda de espiga, pero el tipo de lavanda más eficaz es el lavandín.
Lavanda de espiga (Lavándula latifolia)
Las flores de la lavanda de espiga son de color malva azulado. Su fragancia es especialmente fuerte, sobre todo cuando la floración está en marcha, de junio a julio, debido a su alto contenido en alcanfor, estaríamos hablando de uno de los tipos de lavanda que más olor desprende. Esta variedad de lavanda forma arbustos muy ramificados. Se suele utilizar para calmar las picaduras de insectos, irritaciones o quemaduras de la piel ya que este tipo de lavanda tiene propiedades antiinflamatorias y calmantes. Esta variedad de lavanda mide en torno a 1 metro de altura y crece en altitudes inferiores a los 800 metros al ser más sensible al frío.
Lavanda angustifolia (lavanda fina)
La lavanda angustifolia, también conocida como lavanda fina o espliego, es la lavanda que se encuentra en las perfumerías más lujosas. Esta especie es más rara que otras lavandas. De hecho, la lavandula angustifolia es una lavanda de montaña que crece a una altitud de entre 800 y 1800 metros (Alta Provenza). En estado salvaje, se encuentra exclusivamente en las montañas de la Provenza francesa. Es una planta pequeña, de unos 50 cm de altura, con hojas finas. Sus tallos florales tienen una sola espiga larga y fina de un característico color azul malva, que varía entre el malva pálido y el azul violáceo.
Su fragancia es fina y delicada, de ahí el nombre de «lavanda fina» que le dieron originalmente los perfumistas. Sólo florece anualmente de julio a finales de agosto.
El Lavandín (Lavándula x intermedia)
El lavandín es un cruce (híbrido), resultado del cruce entre la lavanda de espiga (Lavándula latifolia) y la lavanda fina (Lavándula angustifolia). Esta variedad de lavanda no se encuentra en la naturaleza de forma espontánea y sólo puede reproducirse por esquejes. Tiene una fragancia fresca y ligeramente alcanforada, este tipo de lavanda tiene espigas densas con hojas estrechas y alargadas y flores de color púrpura claro. Nos podemos encontrar el Lavandín en las llanuras y hasta una altura máxima de unos 800 metros.
Es el tipo de lavanda más cultivado debido a su gran resistencia a las adversidades climatológicas. Su presencia por encima del resto de tipos de lavanda se debe a esta resistencia y a su elevada productividad: se necesitan 40 kg de lavandín para extraer 1 litro de aceite esencial puro, mientras que la lavanda angustifolia requiere 100 kg para producir esa cantidad de aceite esencial. El aceite esencial tiene gran cantidad de propiedades medicinales y un olor muy característico. Su uso está muy extendido en la industria ya que se suele utilizar para perfumar productos domésticos. El aceite esencial del Lavandín es tradicionalmente un excelente medio calmante, sedante y relajante, favoreciendo el sueño y el descanso, así como es un producto antiinfeccioso, antiinflamatorio y cicatrizante.
A tener en cuenta...
La lavanda de mariposa, la lavanda fina y el lavandín, así como otras especies, no florecen todas al mismo tiempo, lo cual es otro indicador para poder reconocer qué tipo de lavanda tenemos delante.